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Cuenta la leyenda que Démeter, la diosa griega de la naturaleza se desposó con Zeus. De esa unión nació Perséfone. Era tan bella que Hades, el dios de las tinieblas sucumbió a sus encantos. Fue así que decidió raptarla y llevarla con él a su mundo subterráneo.
Démeter, entonces decidió abandonar el monte Olimpo y sus obligaciones para buscar a su hija. Al ser ella quien se ocupaba de la naturaleza, las consecuencias de esta decisión fueron terribles para la tierra que se vio fría y desolada.
Zeus, viendo el profundo dolor de su esposa y la devastación que se cernía sobre la naturaleza decidió hacer un pacto con Hades. El mismo decía que Perséfone pasaría la mitad del año con su esposo y la otra mitad con su madre.
De acuerdo con esto, Perséfone retornó a la superficie. La alegría de Démeter se vio reflejada en el resurgir de toda la naturaleza. Desde entonces, los griegos celebraban este retorno al comienzo de la Primavera.
Un fenómeno climático, como es el cambio de una estación a otra, puede ser simplemente eso. Sin embargo, a través de la historia, los hombres han rodeado estos fenómenos de un misticismo especial, casi religioso. Muchos los han convertido en verdaderas obras de arte. Músicos, pintores, escultores y escritores han hecho de la primavera un tema de inspiración.
Más allá de todas las razones que puedan darse, la llegada de la Primavera nos hace ver la vida desde una perspectiva diferente, casi despreocupada; nuestros sentimientos parecen aflorar de una manera inusual y una renovada fuerza interior nos impulsa a celebrar.