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Cada lugar, por simple que parezca, suele esconder tesoros que nos sorprenden. Hace un tiempo, tuve la oportunidad de visitar un pequeño paraje, ubicado sobre la la Ruta Nacional Nº 3, a unos 120 kilómetros de la ciudad de Bahía Blanca, llamado Fortín Mercedes. El lugar, cuyos orígenes se remontan a la primera expedición al Desierto, cuenta con un valor histórico y cultural aún no comprendido en su verdadera dimensión. Pero no es precisamente a su acervo histórico a lo que quiero hacer referencia.
El centro de este complejo construido por los Sacerdotes Salesianos está ocupado por un templo de notables lineas arquitectónicas. Su altar mayor, de puro estilo romano, descansa sobre un hermoso capitel sostenido por dos columnas; el centro, entre mármoles rojos, está ocupado por un imponente cuadro de la virgen, bajo la advocación de María Auxiliadora. La pintura, obra del ex-alumno del Oratorio de Turín, José Rollini, fue obsequiada por Don Bosco, fundador de la Congregación Salesiana y traída en 1885 a la Argentina por el cardenal Cagliero, para presidir las Misiones Salesianas en la patagonia.
A la derecha e izquierda del presbiterio otros dos grandes cuadros en tela, realizados por el pintor italiano Carlos Thermignon cubren, por sus dimensiones, la mitad de los muros hasta el comienzo de la bóveda, que completa artísticamente la austera y hermosa decoración.
Pero sin dudas, una de las joyas más preciadas de este templo es el órgano de tubos: un Cavaillé-Coll.
Cerca de 20 órganos Cavaillé-Coll fueron traidos a la Argentina, especialmente a Buenos Aires. Solamente uno de ellos es considerado un auténtico Aristide Cavaillé-Coll, ya que los demás llegaron en el período en que Charles Mutin dirigía la empresa de construcción de órganos en Francia.
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Éste continuó usando la placa con la leyenda "A. Cavaillé-Coll" en varios instrumentos hasta el año 1910. A partir de ese momento las consolas se comenzaron a identificar con la placa "Mutin Cavaillé-Coll".
Lamentablemente solo algunos de ellos continúa funcionando correctamente en nuestros días. El más importante de ellos, fue destruído por el fuego durante los disturbios que ocurrieron en la revolución del año 1955.
Varios fueron desmontados y vendidos a compradores privados, en su gran mayoría extranjeros. Otros, como el de Fortín Mercedes, siguen en sus lugares originales pero necesitan ser restaurados en forma urgente. Solamente algunos de ellos continúan funcionando bien y permiten apreciar sus hermosos sonidos tal como fueron diseñados originalmente.
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