Recorría una de las librerías mas importantes de la ciudad de Bahía Blanca buscando algún libro interesante para comprar, cuando me encontré con un ejemplar de "Las leyendas de Bécquer". Si bien el volumen formaba parte de una colección que recopilaba las obras mas importantes de los grandes escritores de la humanidad, contenía para mi la selección más perfecta que puede hacerse de este autor: "Las rimas", "Ocho leyendas" y las llamadas "Cartas desde mi celda".
No soy un erudito en la materia y mi juicio acerca de la selección no se fundamenta en el conocimiento del autor. Es más, cualquiera podría saber más que yo sobre Becquér. Debo confesar que cuando me decidí a escribir esta nota, ni siquiera sabía como empezarla. Es que no se quién es Becquer. No se donde nació ni dónde murió. No conozco nada de su vida y ni siquiera se si escribió algo más que esto que mencioné.
Sólo sabía que era español y que perteneció al romanticismo. Sin embargo, su nombre trajo a mi mente innumerables recuerdos e imágenes, todos ellos ligados a un momento preciso de mi vida.
Reencontrarme con Bécquer después de muchos años significó reencontrarme con mi propia historia. Valorar una etapa. Tomar la decisión de comprar y leer lo que en otro momento significó una obligación. Bécquer me remonta inevitablemente a mi adolescencia, a ese contexto único e irrepetible que fueron las horas de Literatura en el Colegio Secundario. Me deslumbraron sus magníficas descripciones; sus imágenes quedaron grabadas en mi memoria; me emocionaron sus historias; en más de una ocasión, me sorprendieron sus desenlaces; me perturbó la crudeza de sus relatos. Su obra me produjo una profunda emoción.
Pero el mérito de haber quedado grabado profundamente en mi memoria no se debe únicamente a la genialidad de su obra, a su lenguaje práctico y comprensible sino a la pasión y la capacidad de Hemilse Collante, aquella profesora de literatura que supo conectar a un escritor de la talla de Gustavo Adolfo Bécquer con un adolescente de un pequeño pueblo de la llanura pampeana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario