Buscar este blog

miércoles, 5 de diciembre de 2018

PONERSE EN PRIMER LUGAR


Este artículo es para usted que está vivo, que aún siente pasar los años, los meses, los días, las horas y los segundos… y sí que pasan rápido, ¿verdad? Así es la vida. Cuando menos lo espera, se va. Por eso, esto está pensado para usted, que está vivo, independientemente de las condiciones que esté atravesando.
En ese transcurrir del tiempo, estamos cada vez más exigidos por nosotros mismos, por nuestras familias, por nuestros amigos, por el trabajo. ¿Estamos viviendo realmente para cumplir con nuestras expectativas? ¿O hasta las expectativas que tenemos son plantadas por otras personas? ¿Cuánto tiempo de su vida a usado usted para cumplir con algo que no es suyo?
No hace mucho tiempo leí un texto que comentaba aquella conocida frase de Jesucristo que dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. El autor, refiriéndose a ella decía, que “sólo quien se ama primero, puede amar a los demás”. Ámese primero… parece sencillo y hasta poético, pero es la mayor sentencia que debiéramos practicar.
Cuando tenga dudas sobre la decisión a tomar, ámese primero y la decisión será más fácil. Cuando no sepa qué camino seguir, ámese primero; será más fácil escoger. Cuando tenga que actuar, ámese primero; esa acción, jamás será perjudicial para usted. ¿Vivimos así?
Si la respuesta es no, usted no debería quedarse ahí, anclado en ese estilo de vida que lo posterga. No debería vivir de acuerdo con las expectativas de los demás, estar atrapado en esa aparente seguridad o preso en una aparente jaula de oro. Usted debería saber lo que es la libertad, debería recordarlo. Debería sentirse bien siendo honesto con usted mismo.
Sin embargo, estamos tan devorados por nuestras agendas y compromisos, que nos olvidamos de lo que es la libertad, la maravillosa capacidad de elegir. Perdimos nuestro sentido de la aventura, porque a menudo se nos dice y nos decimos que es seguro y cómodo el lugar donde estamos. Nosotros sucumbimos a la presión del entorno, a la necesidad de "encajar" y estar en conformidad con la definición de "normal" que la sociedad tiene.
Se espera que tengamos profesiones socialmente reconocidas y valoradas. Se espera que deseemos ser ricos, tener casa propia y conducir un buen coche. Se espera que nos quedemos quietos y no expresemos ninguna opinión controvertida, que seamos correctos. Se espera que tengamos éxito.
Sea rebelde. Ámese primero y decida hacer las cosas que ama. Decida perder las cosas que los demás consideran importantes para usted para poder mantener y cuidar las que son aún más importante en su vida. Decida desistir de las cosas y personas que sabe que no tienen futuro, para poder continuar su búsqueda de algo mayor. Decida ser libre. Decida escoger y construir la felicidad. Decida elegir. Decida por usted. ¡Decide amarse primero!
¿Siente que no puede hacerlo solo? Busque ayuda profesional. Corra detrás de lo que necesita para encontrarse, para hallar esa solución que está dentro suyo. ¡No desista! ¡Ámese primero!
¿Siente que hay algo que lo atrapa? ¿Percibe que podría vivir su vida de forma diferente? Comparta conmigo sus comentarios.

domingo, 2 de diciembre de 2018

MIS DESEOS PARA 2019


Un año más está terminando e inevitablemente hacemos aquel balance importante de los días que pasaron. Tenga en mente algunas preguntas importantes para eso, además de revisar las metas que conquistó o los resultados que alcanzó.
Pregúntese: ¿Viví? ¿Fui feliz? ¿Estuve de acuerdo con cuestiones que son importantes para mi vida? ¿Estuve con personas que realmente me hacen bien? ¿Me amé? ¿Me prioricé? ¿Hice cosas que me hacen realmente feliz?
Si su respuesta es “no” para alguna de las preguntas, sugiero que revea sus conceptos y que reamente lo planifique para el 2019. No precisa trazar únicamente metas profesionales y financieras. Coloque su energía en estructurar su vida personal. Mire hacia adentro, aprenda a lidiar con sus emociones.
El autoconocimiento es la llave para su felicidad. Mirar hacia adentro suyo, a veces duele, pero es el dolor el que va a liberarlo de esas amarras emocionales, ayudándote a curar heridas que aún no fueron cicatrizadas y cuya cura está únicamente dentro suyo.
Cuando no somos coherentes con lo que realmente consideramos importante para nuestras vidas, estamos comprando el pasaje para nuestra frustración. Cuando dejamos de realizar aquello que nos hace bien, nos sentimos desagradecidos, insatisfechos y podemos hasta llegar a somatizar esa insatisfacción, transformándola en dolencias físicas.
¡En 2019, reconózcase! Enfóquese más en las cosas que ya conquistó. Mire su vida y vea lo que ya alcanzó, las batallas que venció, las victorias que coleccionó. Vea los miedos que superó y de cuantas situaciones salió, aún sin pensar siquiera en poder lograrlo. Sea gentil con usted mismo, critíquese menos y reconózcase más.
En 2019 sea más individualista. Atienda más a sus necesidades, prioridades; colóquese en primer lugar. Eso no es ser egoísta, sino entender que, haciendo lo mejor por y para usted, estará haciendo lo mejor para las personas que están a su alrededor.
En 2019 sea agradecido. Agradezca la vida, la salud, las personas que están a su alrededor cada día; agradezca también las dificultades. En la gratitud, aprendemos a dar más valor a todo los que pasamos y, dándole valor, conseguimos sacar lo mejor de cada situación nos ofrece.
Por lo tanto, para 2019, sugiero que se vuelva más hacia adentro. Descubra quién es, lo que realmente importa y lo que realmente le hace feliz. Deje de moverse al compás de lo que le impone la cultura, la religión y la sociedad. Escuche la voz de su corazón, pues es ella quien le va a decir cuál es la verdad; y por sobre todas las cosas, ¡viva! Sólo así podrá ser realmente feliz.

sábado, 10 de noviembre de 2018

LOS SUTILES MALOS TRATOS


Monografias.comGeneralmente, cuando hablamos de malos tratos, pensamos en la agresión física, verbal o psicológica que podemos sufrir.
Sin embargo, existen innumerables situaciones sutiles de maltrato de las cuales no tomamos conciencia y que pueden herirnos igualmente, causándonos dolor, inseguridad y baja autoestima; inclusive, pueden venir de aquellos que menos lo esperamos: amigos, compañeros de trabajo y hasta de la propia familia.

Es precisamente por ese motivo que tenemos dificultad para identificarlos, ya que vienen a través de agresiones indirectas o encubiertas, pero constantes. Están presentes en formas de tratar que acabamos permitiendo porque parecen inofensivas.
Vamos a ver algunos ejemplos que van a ayudarnos a descubrir como es posible que acontezcan.
Pensemos en una persona a quien le han hecho creer desde su niñez que es torpe. Cada vez que tiraba o rompía algo, sus padres le llamaban la atención, utilizando esa expresión y aun justificando su accionar debido a “su torpeza característica”.
Durante su desarrollo, esos mismos padres siguieron llamándola así para justificar todo aquello en lo que no le iba bien, su incapacidad de hacer amigos y su manera de lidiar con sus compromisos. De esta manera, a lo largo de su vida, le hicieron creer que es una persona incapaz, inepta.
Estos malos tratos sutiles crearon en ella una gran inseguridad y una baja autoestima.
Otro ejemplo típico, es el del compañero que usa la burla y la ironía constantemente. En su comportamiento, son comunes los comentarios y las bromas a través de las cuales intenta hacer reír a los otros, sin notar que con lo que dice lastima, humilla o subestima a alguien.
Es el típico individuo que raramente toma algo en serio, satirizando a todos a su alrededor, criticando lo que se hace, la manera de hablar e incluso la manera de vestir. Son cosas que, muchas veces sin siquiera percibirlo, causan vergüenza a las personas a su alrededor. Esto también es una forma de maltrato sutil.
Los malos tratos sutiles generalmente son ocasionados de forma inconsciente, es decir: quien los ejerce, muy probablemente no lo hace de forma intencional. Sin embargo, los dolores que causan se hacen a un nivel consciente y pueden ser tan fuertes como una agresión física. Por ser inconscientes, ellos necesitan ser rápidamente reprimidos y alertados.
Cabe a quien es maltratado imponer sus límites y expresar si hay algo que lo incomoda. Establezca límites en su vida que los demás no deben sobrepasar. Impóngase ante ironías y críticas que lo incomoden. Si expresar su sufrimiento no funciona y no es suficiente para detener al agresor, use el saludable derecho de alejarse.
El principal problema de los malos tratos sutiles es que la otra persona no los ve como tales. Ellos no reconocen que se trate de eso. Para ellos no es más que una broma; una broma que para nosotros es una clara ofensa. Si no reaccionamos y dejamos pasar el tiempo, llegará un momento en que el nivel será mayor.
Y aunque estos malos tratos sean ejercidos por personas que amamos, es fundamental que defendamos siempre nuestra propia integridad y autoestima, y ​​que diferenciemos muy bien lo que es respeto para nosotros. Coloquemos en evidencia todo lo que nos incomoda, impidiendo así que nos causen cualquier mal.

jueves, 4 de octubre de 2018

¿AMAS LO QUE HACES?

Solemos vivir en piloto automático: estudiamos porque precisamos; nos formamos en una profesión porque de alguna manera, fuimos conducidos a ella; ejercemos una ocupación porque nos garantiza los medios para vivir. Sin embargo, ¿Es eso suficiente para nuestra felicidad o lo que hacemos puede estar acabando con nuestra salud física y mental?

Dedicamos gran parte de nuestra vida al trabajo. La mayoría de las personas lo usan como medio de supervivencia. Otras, a través del ejercicio de su profesión, consiguen sentirse realizadas o cumplir su misión en la vida.
Quienes aman lo que hacen, se destacan, ya que ponen pasión en cada una de las cosas y disfrutan de ellas, comprometiéndose, asumiendo responsabilidades con alegría y viendo el trabajo como una prolongación de su propia vida.
¿Estás dentro de aquellos que se conforman y sobreviven o dentro de aquellos que se dedican a lo que realmente aman?
Probablemente, has tenido contacto con los dos tipos de personas y seguramente percibiste la diferencia.
Aquel que sólo se conforma, busca hacer lo imprescindible, sólo lo que se le exige, enfocándose en los problemas y en las dificultades. Vive en la murmuración, el reclamo, la queja, culpando de su fracaso e infelicidad a los demás o atribuyéndolo a la falta de oportunidades.
Por el contrario, aquellos que aman su trabajo, son felices, encuentran sentido a lo que hacen y buscan mejorar, no sólo por los demás, sino por sí mismos, como una forma de desempeñarse mejor en aquello que les apasiona. Siempre están dispuestos a innovar dando lo mejor de sí sin descuidar los aspectos más importantes de su profesión y haciendo de ella un arte.
Dedicarse a lo que se ama es un privilegio, porque encontramos aquello que nos permite no sólo sustentarnos, sino que, además, nos proporciona satisfacción y alegría, contribuyendo, además, al completo desarrollo de todas nuestras potencialidades. Parece que da trabajo, requiere suerte o exige esfuerzo. Sin embargo, cuando encontramos aquello que nos realiza, nos enfrentamos al momento en el cual es necesario tomar la valiente decisión de perseguir esa idea.
Dedicarse a lo que se ama y transformar esa actividad en una ocupación, requiere dedicación. Pero vale la pena transitar ese camino, aunque sea poco a poco, dando pequeños pasos hasta alcanzar la meta, finalmente.
Tu trabajo va a ocupar una parte muy importante de tu vida y la única manera de estar realmente satisfecho es haciendo aquello que es óptimo para ti. La única manera de hacer óptimo un trabajo es haciendo aquello que amas hacer o amando lo que haces.
¿Amas lo que haces?

viernes, 21 de septiembre de 2018

NUESTRAS PÉRDIDAS

A lo largo de nuestras vidas, enfrentamos muchas pérdidas: la desaparición de un ser querido, el término de una relación, un sentimiento que se transforma, una expectativa no concretada, una situación social, económica o laboral que cambia radicalmente; a pesar de la certeza que tenemos con respecto a la muerte en todos sus aspectos, nunca estamos preparados para enfrentarnos a ella.
La resiliencia es esa capacidad con la que contamos los seres humanos para adaptarnos positivamente a situaciones adversas, aún aquellas que literalmente nos doblegan hasta la nada. Sin embargo desde esa nada, podemos resurgir, inclusive más fuertes que antes.
Solemos cuestionar los motivos que nos llevan a atravesar por ese tipo de situaciones. Tenemos una enorme dificultad para aceptar y entender, debido a que olvidamos que no todo en la vida tiene una explicación. Nos enojamos, nos indignamos, nos castigamos y dentro de esta “lógica”, perdemos de vista que no siempre es saludable y positivo comprender una pérdida, ya que pocas son las ocasiones en que conseguiremos hacerlo.
En la mayoría de las ocasiones, la mejor salida para aprender a lidiar con ellas, es la aceptación. Mirar hacia adentro, acoger el sentimiento presente – sea tristeza, frustración, indignación o rabia-, entendiendo que él forma parte de ese proceso.
La mente puede ser nuestra mayor aliada o convertirse en nuestra mayor enemiga, en la medida en que la utilicemos como recurso para reconstruir y no para castigarnos. No significa que debemos aceptar todo sin reaccionar. Pero la forma en la cual lo hagamos, será elección nuestra. El dolor es inevitable, más el sufrimiento puede ser opcional.
Es preciso encontrar una forma más positiva de ver las cosas y talvez ella no aparezca de inmediato; pero todo el mundo tiene la suya. Podemos llorar, sufrir, odiar a todo el mundo, todo eso forma parte del momento. El problema no es sentir si no persistir en eso y hacer de ello una capa protectora que termina por no protegernos de nada. La resiliencia, como dije anteriormente, hace que pasemos por las situaciones más adversas y salgamos aún más fortalecidos.
Dejemos que el tiempo haga lo suyo y devuelva todo a su lugar. Los seres humanos somos las criaturas que más se adaptan a las condiciones que le son impuestas. Siempre fue así. Eso no quiere decir que no debamos luchar para salir de un lugar en el que no queremos estar.
Estamos en proceso continuo de evolución y por lo tanto de frecuentes oscilaciones entre momentos absolutamente felices y otros que literalmente nos derrumban. El gran desafío es abrir las puertas a todos, sin pretender que permanezcan.
Perder a quien amamos es siempre un ejemplo claro de eso y talvez el motivo por el cual escribo sobre la resiliencia hoy. La vida es un círculo y los círculos comienzan, giran y terminan. Si quien amamos precisa partir en los próximos días, meses o años, lo que nos resta hacer es amarlos mientras están aquí, en lugar de sufrir anticipadamente pensando en su ausencia.
Si estas triste por algo que terminó o alguien que ya partió; si estas frente a una situación próxima a eso, intenta pensar en el círculo que gira sin parar y entiende que formas parte de él.  Todos nos iremos un día y dejaremos un vacío en los demás. Todo cambia, nada es estático ni permanente.
Cuidemos de lo que tenemos. Vivamos en el momento presente. Y, en el caso de enfrentarnos con un fin, seamos resilientes. Permitámonos caer, pero jamás permanezcamos en el suelo.

viernes, 14 de septiembre de 2018

¿FALTA DE TIEMPO O DE PRIORIDAD?

En la actualidad, la falta de tiempo es una de las excusas más utilizadas a la hora de procrastinar (postergar). Solemos escuchar frases como “necesito un día de 48 horas” u “ojalá pudiera tener más tiempo para…”
Sin embargo, si nos detenemos a pensar un poco, descubriremos una marcada falta de interés o compromiso con aquellas tareas, responsabilidades o personas para las que no encontramos un momento.

No tener tiempo, muy probablemente sea no querer o tener otras prioridades. Por lo tanto, empecemos a reemplazar poco a poco el “tengo que” por el “elijo hacer”, logrando erradicar de manera progresiva las excusas que nos inventamos y que nos consumen una enorme energía mental.
Desde nuestra perspectiva, solemos también reclamar tiempo o presencia. Por eso, es necesario analizar estas situaciones, para aprender a colocarnos en un lugar de prioridad y no de segunda opción, aceptando tiempos exigidos de los demás. Pensemos honestamente: cuando realmente queremos, encontramos la manera. Cuando alguien realmente nos quiere, no inventa ninguna disculpa.
Siempre tendremos tiempo suficiente para hacer aquello que amamos y deseamos; siempre hallaremos el espacio para las personas a las que queremos ver, con las que tenemos ganas de conversar o por las cuales nos preocupamos; de lo contrario, tal vez no sean tan importantes.
¿No crees que es un buen momento para que repensemos aquellas cosas a las que nos sentirnos obligados, que no hacen otra cosa que robarnos la energía? ¿No sería saludable quitar todo aquello que no hacemos por más que nos empeñemos en mantener, pero que sigue desgastando y minando nuestras emociones?
A lo largo de la vida, nos obligamos a conseguir espacios para los otros y para aquellas tareas con las cuales nos identificamos. Somos consumidos por actividades que nos roban prácticamente todo el tiempo libre del que disponemos. Aun con todo eso, el hecho es que, la falta de tiempo es sólo una percepción. Lo importante es saber qué vamos a hacer con él.
La vida es un cúmulo de prioridades y responsabilidades. Por eso, necesitamos redescubrir el sano ocio, aprender a organizar esos espacios libres que nos quedan en medio de ellas. Poco a poco aprendemos a dejar de lado todo aquello que no está en línea con nuestros objetivos y propósitos. Es hora que hagamos lo mismo con las relaciones.
Estamos rodeados de personas que conservamos en nuestra vida por el simple hecho de que siempre estuvieron allí. Nos esforzamos por mantener relaciones familiares o históricas que, a través de indicios claros nos colocan en el lugar de la opción, cuando los planes originales fallan. Es muy interesante observar eso porque, con su actitud, nos enseñan a elegir libremente qué compartir de sí mismos, cuándo y con quién. Nos muestran que merecemos estar rodeado de quienes nos colocan en el lugar de la prioridad.
Por lo tanto, si estamos en esta situación, sintiendo que dedicamos el 100% de nosotros a algo que debe ser recíproco y no lo es, tal vez sea momento de aceptar que, por detrás de la excusa de la falta de tiempo, existe falta de interés. Es doloroso y decepcionante. Sin embargo, es fundamental resolver ese desequilibrio; es sano a largo plazo poner fin a la excusa de la falta de tiempo antes que continuar manteniéndose en relaciones unilaterales.
Tenemos la libertad de escoger a quienes queremos en nuestra vida. Cuando lo hagamos, pensemos también en quienes nos escogieron para estar en la suya. Valoremos a quienes nos demuestran que quieren estar a nuestro lado. Tratemos de cultivar relaciones sinceras que nos permitan mantener una autoestima equilibrada.
Dar nuestro tiempo a los demás no implica obligar a los otros a cumplir sus expectativas. Sin embargo, es necesario un mínimo de reciprocidad.
No sacrifiquemos nuestra dignidad y nuestro amor propio a costa del egoísmo de los demás.